Oraciones

Instrucciones a los devotos de la Divina Misericordia

Los devotos de Jesús Misericordioso deben:

  1. Venerar en su habitación la imagen de Jesús Misericordioso, consagrarse enteramente a Él y a Él acudir en todas sus necesidades.
  2. Leer y meditar el Evangelio y cumplirlo.
  3. Vivir bajo los rayos de la gracia de Jesús Misericordioso, teniendo especial cuidado en adquirir la verdadera humildad, la pureza de corazón y la caridad. Consagrarse al Corazón de María Santísima.
  4. Practicar la misericordia hacia el prójimo por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, trabajando para convertir a los pecadores, ayudar y consolar a los pobres, afligidos y enfermos. «Si el alma no actúa misericordiosamente no podrá contar con mi Misericordia hasta el día del juicio.
  5. Unir a las oraciones diarias la jaculatoria: «Jesús, en Ti confío» (200 días de indulgencia); los que tengan tiempo, especialmente los enfermos, recen la Coronilla de la Divina Misericordia y la Novena que empieza el Viernes Santo. Y siempre que puedan, a las 3 de las tarde, aunque sea por breves segundos, ofrecer al Padre los sufrimientos de Jesús Crucificado en expiación de nuestros pecados y por los del mundo entero.
  6. Repetir frecuentemente la jaculatoria enseñada por Jesús a Sor Faustina: «Oh Sangre y Agua que brotasteis del Corazón de Jesús, fuente de Misericordia para nosotros, confío en Ti».
  7. Los devotos de la Divina Misericordia han de ser almas eucarísticas y procurar mucha honra y gloria a este Sacramento de Amor, ya que «La Eucaristía es el centro del culto que rendimos al AMOR MISERICORDIOSO DE CRISTO, manifestado en su Sagrado Corazón» (Juan Pablo II en Montmartre). Deben, pues, procurar participar con frecuencia del Sacrificio de la Misa y acercarse también al Sagrario para adorar y orar a JESÚS-EUCARISTÍA, y procurar que en muchas iglesias se dé culto de adoración a tan augusto Sacramento.
  8. Recomienden los sacerdotes la devoción a la Divina Misericordia, como última tabla de salvación para los pecadores.

«Deseo que todo el mundo conozca mi Misericordia». «Protegeré, como una madre protege a su hijito, a las almas que durante su vida difundan el culto a mi Misericordia».Jesús a Santa Faustina

«Venid a Mí todos los que estáis fatigados y agobiados, que yo os aliviaré, tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas pues mi yugo es suave y mi carga es ligera» Evangelio Mt. 11, 28-30)

«No tengas miedo, alma pecadora, de tu salvador; Yo soy el primero en acercarme a ti, porque sé que por ti misma no eres capaz de ascender hacia mí. No huyas de tu Padre. Habla a solas con tu Dios de la Misericordia que quiere decirte personalmente, palabras de perdón. Él desea colmarte con sus gracias. Oh, cuánto me es querida tu alma. Te he asentado en mis brazos. Y te has grabado como una profunda herida en mi Corazón». «¿Por qué tienes miedo del Dios de la Misericordia? Mi santidad no me impide ser misericordioso contigo. Mira, alma, por ti he instituido el trono de la misericordia en la tierra y este trono es el tabernáculo y de este trono de la misericordia deseo bajar a tu corazón. Mira, no me he rodeado ni de séquito ni de guardias, tienes el acceso a mí en cualquier momento, a cualquier hora del día deseo hablar contigo y deseo concederte gracias.» «Jamás rechazaré un corazón arrepentido, tu miseria se ha hundido en el abismo de mi misericordia. ¿Por qué habrías de disputar conmigo sobre tu miseria? Hazme el favor; dame todas tus penas y toda tu miseria y Yo te colmaré de los tesoros de Mis gracias»Del Diario de Santa Faustina

Oraciones

1. Coronilla de la Divina Misericordia
2. Novena a la Divina Misericordia
3. Letanías de la Divina Misericordia
4. Otras oraciones de la Divina Misericordia